Los entornos naturales (y para nosotros como montañeros, la montaña en concreto) son paraísos para el disfrute de todo el mundo; pero para poder hacerlo, debemos respetarlos y preservarlos. Hemos de tener una conciencia conservacionista firme y tratar a la naturaleza de una forma mucho más correcta, teniendo en cuenta que es un recurso tan frágil como valioso.

Las casi 22.ooo Ha. arrasadas en el terrible incendio de la Sierra de la Paramera en Ávila, de agosto de 2021, son un claro ejemplo de esta fragilidad; y de como la intervención humana, ya sea intencionada o no, es en el 90% de los casos la causa de una pérdida de biodiversidad y económica difícil de cuantificar.

Fuente: Diario de Sevilla

Pero no solo un incendio de semejantes características provoca conmoción en la Naturaleza. Actos cotidianos en las actividades al aire libre (que, en verdad, no deberían serlo), como abandonar una botella de plástico o dejar restos de comida junto al camino, ya suponen un problema real a largo plazo en el entorno.

Por eso mismo, y aunque ya hablamos de este asunto en un artículo anterior, queremos seguir insistiendo en la concienciación y ofrecer una serie de nuevos consejos para que nuestras excursiones dejen la menor huella posible a nuestro alrededor:

  1. Planificar nuestra ruta y equipamiento No solo debemos hacerlo por una cuestión de seguridad personal, sino para evitar la movilización de unos recursos que pueden ser de vital importancia en otro lugar; y que, además, provocan un importante impacto acústico (de un helicóptero, por ejemplo) en el hábitat de muchas especies sensibles… o suponen el acceso de multitud de personal de rescate a zonas fuera de traza que deberían ser preservadas de la pisada humana.
  2. No abandonar los senderos señalizados… ni señalizar senderos por nuestra cuenta y riesgo. Como hemos indicado antes, progresar fuera de traza (o marcar trochas sin conocimiento) puede causar sin saberlo la destrucción de pequeños y delicados hábitats. De la construcción de hitos o apilamiento de piedras ya hemos hablado también en otro artículo, así que solo recordaremos lo poco recomendable que es esta acción por lo que a la pequeña fauna local puede suponerle.
  3. Evitar dejar residuos Aunque pueda parecer una obviedad, con el aumento de la afición por los deportes al aire libre (más tras la pandemia del COVID-19) han aumentado los residuos en la Naturaleza. Principalmente porque mucha de la gente que se acerca al campo o la montaña, y que nunca antes lo había hecho, no posee una conciencia previa de las consecuencias de sus actos. Nuestros desperdicios no solo contaminan el ambiente sino que pueden ser un combustible detonante perfecto para incendios como el citado de Ávila. Así, deberíamos llevar siempre una bolsita donde retirar nuestra basura para tirarla más tarde, al volver a «la civilización». Si estamos de acampada y necesitamos lavar algo en un río, lo haremos sólo con agua o con un jabón biodegradable, nunca con detergente, para evitar verter productos tóxicos al caudal.
  4. No molestar a la fauna local En un entorno natural somos invitados en el hogar de los animales. Y cualquier molestia puede causarles un nivel de estrés que, aunque no lo creamos, puede afectarles muy negativamente (por ejemplo, en épocas de cría). No importunemos por tanto a los animales con ruidos o intentando invadir sus ambientes, nidos, madrigueras… etc. Tampoco les demos de comer ni los cojamos para evitar que se acostumbren a la presencia humana; y, en caso de cruzar alguna barrera o cancela, dejémosla siempre cerrada
  5. Respetar la flora autóctona No cortemos ni recolectemos plantas. Muchas de ellas pueden ser endémicas y exclusivas de la zona, y podemos estar colaborando en su desaparición además de fomentando una mayor expansión de un posible incendio. En caso de atravesar una finca o explotación agraria: pidamos permiso.
  6. Debemos minimizar los desplazamientos en vehículo No deberíamos movilizar más vehículos a motor de los necesarios: es más adecuado organizarse con el mínimo de transportes posible, de este modo rebajaremos la contaminación de los entornos naturales. Y, desde luego, siempre que sea posible: será mejor usar transportes públicos.
  7. Usar envases reutilizables Algo que también deberíamos hacer en nuestra vida cotidiana: usar envases reutilizables como un táper para transportar la comida, en lugar de papel de aluminio, o una cantimplora en vez de una botella de plástico. Esto contribuirá a disminuir el número de residuos que generamos un día tras otro.
  8. Evitar las rutas más renombradas En los últimos años, principalmente en verano, se ha observado un considerable aumento de visitantes y excursionistas en entornos naturales y montañas de cierta fama. Rutas codiciadas por expertos y noveles que muchas veces no poseen los conocimientos necesarios para afrontarlas. Esto no solo ha ocasionado un importante incremento de los accidentes y los rescates, sino que el impacto y la degradación de estas áreas determinadas también se ha acrecentado de forma exponencial. La Naturaleza ofrece espacios muy grandes, y existen multitud de rutas igual o más bonitas que las más famosas… conozcámoslos.