Los hitos han señalizado desde tiempo inmemorial las diferentes vías tradicionales de comunicación entre poblaciones (no solo de áreas de montaña), siendo ubicadas originalmente por pastores y viajeros para, más tarde, ser colocadas por montañeros o senderistas.

Su utilidad en caminos enmarañados resulta evidente, pero desde hace algunos años esta parece diluirse debido a ciertas nuevas modas.

Los hitos son un amontonamiento no natural de piedras que puede llegar a levantarse del suelo, o de un gran bloque de piedra, entre 20 y 60 cm como media, y que suelen señalar la continuidad o traza de un camino o sendero. Restringida hoy en día su ubicación a zonas montañosas, pueden resultar la única opción para orientarnos en veredas con poca circulación cuando hay niebla o si estamos desorientados (porque nos estemos quedando sin luz de día o no exista señalética de pintura o cartelería).

Podríamos encontrarlos dispuestos de las siguientes maneras y, según estas, tendremos que prestarles mayor o menor atención:

  • Espaciados: cuando la senda es evidente o está muy señalizada mediante otra señalética como, por ejemplo, la que corresponde a la de los senderos de pequeño o gran recorrido. También podríamos encontrarlos a cierta distancia unos de otros si el camino es una vía poco transitada o en donde agentes externos hayan derribado algunos de ellos (ganado o viento, por ejemplo).
  • Muy seguidos en sendas muy frecuentadas: su número suele crecer en proporción al número de excursionistas que estén dispuestos a añadir más hitos en la ruta o que ayuden a marcar mejor algunas áreas poco claras o peligrosas.
  • Que conduzcan a un risco sin salida: en este caso los hitos habrán sido dispuestos por escaladores que deseen marcar el acceso a una escuela o vía de escalada desde una senda principal.
  • Los que terminan de golpe: estos suelen ser los más «peligrosos» ya que suelen estar dispuestos por gente inexperta que va marcando por dónde deambulan, por si tienen que regresar por el mismo lugar o porque su impaciencia les lleva a inventarse atajos poco claros.
  • Torrecillas de piedras en equilibrio: moda absurda y de cuño reciente que aparece cada vez más en cimas accesibles, lugares emblemáticos de todo tipo, cerca de los aparcamientos y hasta en muchas playas. Debido a los problemas que estos «hitos» crean, desarrollamos este punto a continuación.

Desde hace varios años todos hemos constatado como surgen una y otra vez noticias o fotografías sobre una moda que se da en áreas naturales, no tan inocente como parece, de grandes y numerosos apilamientos de piedras que en realidad NO son hitos. En numerosas montañas, parques nacionales o naturales, reservas de la biosfera… etc., las autoridades ambientales han comenzado a colocar avisos de prohibición y a explicar a los turistas y excursionistas que tal ocurrencia es en realidad bastante perjudicial.

Entre otros problemas puede afirmarse que humaniza innecesariamente el paisaje, desnaturalizándolo en su origen; elimina un cobijo que, plantas y animales anteriormente resguardados por estas piedras del suelo y que han sido utilizadas o arrancadas para levantar esta dichosa moda, tenían contra las inclemencias del clima; pueden además caerse debido al viento y herir a personas o animales (incluso matarlos si estos son pequeños), desorientar a excursionistas…

Afortunadamente so muchos los lugares en donde los agentes medioambientales están iniciando campañas de concienciación y derribando los apilamientos existentes. Por desgracia, no son pocos los que creen que estos apilamientos son en realidad pequeñas obras de arte o que tienen un sentido místico y continúan incrementando el número de levantamientos ajenos a que, tarde o temprano, puedan enfrentarse a una denuncia y su correspondiente sanción.

Así, desde Iberotrek queremos hacer un llamamiento a la concienciación social sobre este creciente problema y os instamos a divulgar el problema y la solución entre vuestros amigos y conocidos por el bien de nuestros entornos naturales.