Enamorado del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, en él desearíamos vivir, morir y reposar eternamente, pero, esto último, en Ordiales, en el reino encantado de los rebecos y las águilas, allí donde conocí la felicidad de los Cielos y de la Tierra, allí donde pasé horas de admiración, emoción, ensueño y transporte inolvidables, allí donde adoré a Dios en sus obras como Supremo Artífice, allí donde la Naturaleza se me apareció verdaderamente como un templo.

Texto del Sepulcro de Pedro Pidal, en Ordiales

Jamás he podido estar más de acuerdo con un texto. Los Picos de Europa han llegado a ser parte de mi, al igual que yo de ellos. Cerca de mi tierruca, siempre me ofrecen sensaciones que ningún otro lugar es capaz de darme. Descendiente de montañeses, «Montaña» es un término con el que se define a mi tierra, y su techo se encuentra en el Parque Nacional que corona el norte de España.

El Pico Cotalba (2.026 m.) sirve de titánica lápida al Marqués de Villaviciosa, Pedro Pidal. Primer hombre en coronar el mítico Pico del Naranjo de Bulnes: el Urriellu. Símbolo del montañismo español.

Desde los hermosos Lagos de Covadonga, la ascensión se torna en un paseo por parajes donde comenzó la historia de España. Y nos remonta a tiempos en que la vida era más sencilla y, a la vez, más dura.

Los Dos Refugios
Aquí teneis la ruta hacia el Pico desde los Lagos de Covadonga y el Refugio de Vegarredonda…

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Localización: Covadonga

Tipo de Ruta: Alpinismo

Longitud: 17 kilómetros (aproximadamente)

Duración: 9 a 10 horas (desde el parking)

Época recomendada: Primavera a otoño (en invierno es recomendable el uso de crampones y piolet)

Dificultad MIDE:  → mide_Cotalba

Equipación mínima: Bastón (crampones y piolet), mochila, botas de montaña, saco, comida y agua. (más info…)

Ruta GPS: Pico Cotalba

Recomendaciones:

  • No hay agua potable en el recorrido, salvo en la zona del Refugio de Vegarredonda, allí es recomendable aprovisionarse.
  • En verano, debido a la cantidad de visitantes de los Lagos de Covadonga el acceso en vehículo privado está restringido. Si os alojáis en el Refugio de Navarredonda, presentad la reserva y os dejarán pasar.
  • En invierno la ruta puede volverse peligrosa. Es obligatorio el uso de material de invierno y conocer técnicas de progresión alpina.
  • Tras coronar la cima podemos acercarnos al Mirador de Ordiales donde se encuentra la tumba de Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa y creador del Parque Nacional. Sin duda un lugar de vistas prodigiosas.

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Despertamos por la mañana en el Refugio y comprobamos cómo las nubes que entraban anoche por el valle nos han alcanzado y han cubierto la montaña con una densa niebla. Otra vez caminaremos sin tener referencias visuales. No obstante, al menos, la temperatura no es mala.

Mientras subíamos ayer desde los Lagos, por un hermoso valle plagado de árboles, las vistas que en un principio se nos antojaban espectaculares se fueron ocultando tras las nubes. Por su culpa, caminamos casi dos horas casi sin ver el camino y dándonos prisa porque no llegábamos a cenar al refugio. Afortunadamente, Gonzalo se adelantó y pudo dar aviso de que nos esperaran (yo andaba algo retrasado porque Juan Carlos, mi otro compañero, estaba en medio de una pájara intestinal y no quería dejarle solo entre la niebla por si le pasaba algo).

Hoy, tras un descanso reparador hemos despertado esperando encontrar un mejor día y, aunque no ha sido así, estamos animados para afrontar un dia de montaña que nos lleve finalmente a buen puerto.

Nos dirigimos hacia el suroeste ascendiendo hacia la planicie de Ordiales. Escuchamos a algún animal a lo lejos pero nos concentramos en nuestro camino. Ayer tuvimos una caminata dura hasta llegar al refugio. Creímos que no llegábamos a cenar. Y por eso hoy nos lo tomamos con calma.

El camino es sencillo y bien marcado.

Charlamos mientras caminamos, comentando curiosidades de la flora típica de la alta montaña, y no tardamos en encontrar casi sin darnos cuenta un refugio libre de Icona, cerca de un Joyu (nombre en bable de una enorme depresión).

Tenemos todo el día así que recorremos tranquilamente los alrededores e incluso nos arriesgamos a alcanzar unas rocas que se elevan sobre una inmensa pared de varios centenares de metros de caída.

Reanudando La Marcha
El tiempo empieza a mejorar y las nubes se van quedando por debajo de nosotros. Gracias a ello podemos ver una prufunda cueva que podía haber resultado peligrosa si no advertimos su presencia. Frente a nosotros, en las laderas de la montaña, varias cabras montesas saltan de roca en roca ajenas a nuestra presencia. Resulta muy bonito.

Es entonces cuando decido adelantarme y dirigirme hasta el final del camino. Hacia el Mirador de Ordiales y la sima que me deja contemplar el Valle de Amieva. Una de las vistas más espectaculares con las que he tenido el placer de deleitarme.

Valle De Amieva
Allí, al borde de la sima, encuentro la tumba del Marqués Don Pedro. Por un momento dejo volar mis pensamientos. Es mi cumpleaños, y recibo algunos mensajes en mi teléfono móvil estando allá arriba. Entonces, mis compañeros llegan hasta mi y juntos le rendimos homenaje a la tumba mientras descansamos un rato y aprovechamos para hacer fotos.

Junto a nosotros, una colosal pared, casi vertical, sube hasta las alturas del Pico Cotalba. Las nubes trepan por sus facciones, horadadas por el agua con el paso de los siglos. Bajo nosotros, fértiles valles asturianos nos asombran una vez más como si pareciésemos nuevos en los montes. Creemos ver algunas edificaciones al fondo y algún camino de tierra que se destaca entre los verdes bosques.

Estudiando La Pared Del Cotalba
Aún es pronto, y el clima nos acompaña.

Deshacemos nuestros pasos hasta llegar de nuevo casi al refugio de Icona y localizamos el punto de acceso al Pico. Una pareja se cruza en nuestro camino, pero apenas se ve a nadie más por la Campera de Ordiales.

El primer tramo de subida es bastante duro. En algunos puntos tenemos que ayudarnos de las manos puesto que la subida es bastante vertical. Seguramente por allí sube el ganado, y me pregunto (como en otras tantas ocasiones) cómo es posible que sean capaces de hacerlo.

Tras un rato de ascenso, llegamos a un repecho donde encontramos precisamente a algunas vacas pastando y nos volvemos a permitir el lujo de descansar un momento junto a ellas. Prácticamente no hay nubes a nuestro alrededor y las vistas son impresionantes.

Pico Cotalba
Al reiniciar la marcha no encontramos hitos claros que nos indiquen el camino, así que tomamos un camino que luego se nos demostraría como el más difícil que podíamos haber elegido.

Sin equipo necesario, en algunos puntos casi tenemos que escalar. Mi cámara me molesta para la tarea. Se balancea en todas direcciones y tengo miedo de golpearla contra algo. Quizás por eso me retraso bastante.

Trepamos por algunos salientes recortados como navajas por la acción del aire. Por debajo de nosotros, tan solo rocas y abismo.

Al fin alcanzamos una ladera más propicia para subir, pero la gravilla nos obliga a caminar con precaución para no resbalar. Casi estamos llegando. Aquí arriba empieza a hacer más frío, pero caminamos sin camisetas por culpa de la sudada que llevamos encima.

Llega el momento: la cumbre nos saluda. Frente a nosotros: el Macizo Occidental de los Picos de Europa. Peña Santa de Enol. Peña Santa de Castilla. Las nubes chocan contra ellas y se revuelven al no poder atravesar la muralla de piedra. Lenguas blancas se alzan dando la vuelta de nuevo hacia el mar.

Panoramica Cima Cotalba

Es una estampa maravillosa.

Detrás mío no se ven los valles ni el resto de montañas. Un inmenso océano de nubes cubre el horizonte, y una vez más vuelvo a enamorarme.

Pufffff
Descansamos un rato allí arriba. Cada uno de los tres perdidos en nuestras propias divagaciones. No nos apetece bajar de allí. Nos quedaríamos sin dudarlo. Sin embargo, se acerca la hora de comer y decidimos regresar hasta la planicie donde encontramos a las vacas para comer algo e incluso, por qué no, echarnos una siesta.

Al bajar, tomamos el camino de la derecha, en vez de hacerlo por donde habíamos ascendido. Es entonces cuando comprobamos que ese camino es más sencillo y nos resulta muchísimo más cómodo llegar hasta el prado.

Una vez hemos comido y descansamos un rato, iniciamos la segunda parte del descenso y poco a poco volvemos a adentrarnos en las nubes.

Estamos algo cansados pero ha sido un experiencia que, de nuevo, ninguno de los tres olvidaremos.

Mientras regresamos sobre nuestros pasos, la niebla se nos vuelve a echar encima, aunque no de forma tan densa como antes, lo que nos permite contemplar la ruta mejor que esta mañana. Por fin llegamos al Refugio de Vegarredonda y comienza a llover. Eso nos obliga a permanecer en el refugio, jugando a las cartas o leyendo, con tan solo unos paseos esporádicos a su alrededor.

Al día siguiente, amanece uno de los días más límpios que recordamos. Y volvemos a casa antes de que se estropee.

Los árboles comienzan a aparecer junto a nosotros y nos acompañan el resto del camino. Hay poco lugares como este en España. Me parece estar en cualquier otro lugar, un lugar mágico, en el cual me considero afortunado de estar.

Lago Enol
Hacemos un alto en los Lagos de Covadonga. Sin duda los lagos de montaña más famosos del país, sitio de hazañas montañeras y ciclistas. La zona está plagada de turistas. Ya no es tan atractivo permanecer por la zona, aunque la visión de los lagos, las montañas que los rodean y los inmensos valles que abajo respiran sus vientos, nos mantiene hechizados.

Tras dedicarles nuestras últimas miradas y nuestros pasos. Volvemos al coche y comenzamos a descender hacia el mar. Aún nos queda mucho que descubrir de estas montañas. Así que no decimos adios… solo hasta la vista.

Debajo de esos húmedos helechos, que reciben el agua de los Picos, y arrimada a esa roca enmohecida por los vientos fríos, dejaré que mis huesos se deshagan a través de los siglos

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