La Maliciosa es una de las montañas más importantes y altas de la Sierra de Guadarrama (sierra perteneciente al Sistema Central), con una altitud de 2.227 metros sobre el nivel del mar. Está situada en el noroeste de la Comunidad de Madrid (España), alzándose entre La Pedriza, que queda al este, y el Valle de la Barranca, que está en su vertiente oeste.
Su perfil inconfundible hace que sea una de las montañas más vistosas y significativas de la Sierra de Guadarrama. Su cara sur es la más escarpada y en ella hay varios barrancos, praderas alpinas y pedreras. Gran parte de esta montaña está dentro del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y en el llamado Parque Nacional de Guadarrama.
Originalmente, a este pico se le conocía como la «Montaña Maliciosa«. Esto es debido a la dificultad que tiene su ascenso, excepto por su vertiente noroeste. Más tarde, el nombre se abrevió y actualmente se la conoce como «La Maliciosa» o el «Pico de la Maliciosa».
Esta montaña también es conocida como «La Monja» por su parecido a un tocado monjeril cuando está cubierta de nieve. El nombre de esta montaña se encuentra en el siglo XIV, y como la Maladeta en los Pirineos, La Maliciosa en la Sierra de Guadarrama es la maldecida, cuya roca siempre desolada y desnuda recibe los ataques del viento, hielo, agua y sol.
En la cima hay un vértice geodésico de primer orden desde donde se puede contemplar una excelente vista panorámica de la sierra. A 1,5 km al este aproximadamente está otra cima subsidiaria de la principal llamada La Maliciosa Baja, de 1.938 metros.
Aquí disponeis del mapa de ascenso por la ruta del Tubo Sur…
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Localización: La Barranca (Navacerrada)
Tipo de Ruta: Alpinismo
Longitud: 10 kilómetros (aproximadamente)
Duración: 5 horas (aproximadamente)
Época recomendada: Todo el año (aunque en invierno es recomendable el uso de crampones y piolet)
Equipación mínima: Bastón (crampones y piolet), mochila, botas de montaña, agua. (más info…)
Ruta GPS: La Maliciosa
Recomendaciones:
- Según la climatología, la ascensión puede realizarse en cualquier época del año incluso con nieve, pero llegado ese caso sería necesario llevar crampones ni piolet.
- No hay agua potable en todo el recorrido. Proveeros en Navacerrada o traedla de casa.
- Debido a la longitud de la ruta, es recomendable llevar dos coches en el inicio y final de la misma. Así, dejaremos uno en el Puerto de Navacerrada y otro en la zona de La Barranca, para recogerlos después.
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Nuestra ruta correspondería con la Ruta 10 de este mapa oficial:
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La Maliciosa… ¿La Maldad? El silencio eres tú… cuerpo de piedra…
Cuando avanzamos en coche hasta la base de esta montaña, no puedo evitar sobrecogerme con la prominencia de la montaña más alpina de la sierra de Madrid. Nadie sabe exactamente de donde procede su nombre, pero está claro que él mismo denota que nada bueno puede esperarse de esta mole de rocas y nieve.
Su ascensión por la cara sur, por donde vamos a afrontarla, se dice que es la más difícil de cuantas se pueden hacer en la sierra de Madrid. Sin duda, todo un reto para mi amigo Gonzalo y para mi, ansiosos de experimentar rutas nuevas.
El tiempo parece querer acompañarnos, y no estamos dispuestos a desaprovechar esta oportunidad…
Tras abandonar la M-601, por la M-607 en dirección Cerceda, hemos girado a la izquierda por una salida no muy bien indicada que nos lleva hacia el Valle de la Barranca y el famoso Hotel La Barranca, singular localización de películas de serie B del denostado Paul Naschy.
Tras pasar junto a sus oscuros y abandonados muros, La Maliciosa y el Alto de Guarramillas se elevan frente a nosotros, comenzando a provocarnos cierto gusanillo de excitación por la ascensión que vamos a acometer.
Enseguida llegamos a un parking junto a un par de pequeños saltos de agua que enseguida tendremos que cruzar para inciar nuestro camino.
Cruzamos los portillos que flanquean el primero de los pontones y seguimos el pequeño sendero que circula hacia la izquierda en dirección hacia un pequeño y oscuro pinar, siempre dejando a nuestra izquierda la corriente de agua.
Más adelante, el camino comienza a adentrarse más en el pinar, girando rumbo al norte, siguiendo el curso del Arroyo de la Maliciosa. Esa es nuestra ruta.
El día parece cerrarse por momentos pero, después de casi dos meses de inactividad, eso no ensombrece nuestro ánimo y continuamos adelante tratando de decidir aún el camino definitivo que tomaremos al llegar un poco más arriba.
Poco antes de salir del bosque pasamos junto a una especie de tipi construído quizás por cazadores o excursionistas hace algún tiempo. La estructura parece resistente, pero habría que darle un repaso con algo de follaje para evitarle las goteras que seguro que tiene.
Una vez abandonamos el pinar, el paisaje parece cambiar radicalmente y nos da la sensación de habernos teletransportado a otra región. Es como si ahora nos halláramos en una pequeña montaña de Pirineos, o de Picos de Europa… o incluso en una prolongación de la Sierra de Gredos. Sin duda, la fama de alpina de esta montaña está bien ganada y su paisaje me alegra el espíritu. Comienza a gustarme mucho este camino.
¡Qué hermoso! Hay lágrimas de hielo bajo la arena.
Según avanzamos el camino empieza a ganar en desnivel cada pocos metros, aunque aún no nos resentimos por ello. Lo cual me sorprende. Mi idea original era ascender siguiendo el Arroyo de la Maliciosa hasta arriba, pero Gonzalo me propone desviar nuestra ruta directamente hacia El Peñotillo o Falsa Maliciosa de 2.125 m., antecima que nos engaña visualmente al realizar la ascensión desde el Valle de la Barranca, porque nos hace creer que se trata de la cumbre principal.
Una vez allí lo rodearemos por el sur y ascenderemos por el llamado: Tubo Sur. Si hay nieve, desde luego va a ser toda una experiencia que nos va a poner a prueba. Ya veremos, porque casi sin pensarlo hemos tomado ya esa dirección.
Duro es el camino y se que no es facil,
no se si habrá tiempo para descansar
en esta aventura de amistad y coraje,
solo hay que cerrar los ojos y echarse a volar.
Caminamos entre enebros rastreros y arbustos de jara. Los gorriones alpinos de lomo oscuro pían acompañándonos en el camino… Algunos amigos me han preguntado alguna vez que por qué subo montañas. Que qué locura, qué sentido tiene sufrir tanto para llegar a una cima que no te aporta nada…
Puedes creer, puedes soñar
abre tus alas, aqui esta tu libertad
y no pierdas tiempo, escucha al viento
canta por lo que vendrá
no es tan dificil que aprendas a volar.
Mallory dijo: «porque está ahí». Terray escribió acerca de los «conquistadores de lo inútil».
Es difícil explicar lo que se siente haciendo esto… Todos los que alguna vez han tratado de darle una explicación a esa pregunta tenían razón… y, a la vez, no la han tenido. Cada uno tiene sus propias respuestas.
Yo tan solo sé que me siento feliz.
Libre.
Libre de las ataduras de la ciudad. De la mediocridad de la mayoría de la gente que te rodea y que circula por sus vidas de forma anodina y aburrida. Del trabajo a casa y de casa al trabajo. Aquí te encuentras a ti mismo, a la naturaleza en estado puro, amistad en estado puro… algo que incluso muchos declarados «escaladores» no entienden porque solo lo ven como un simple deporte, y realmente no conocen la montaña.
Con cada paso que doy entre las rocas y las flores, creo que los «locos» son los que «no viven», los que no se atreven a llevar una vida conforme a sus auténticas creencias. Es curioso que haya gente que proclama a la ligera que hay que vivir la vida pero es incapaz de sentarse a analizar la suya propia.
Lo fácil en ésta sociedad es ir por el carril, pero igual el paisaje es más bonito si te sales de la autopista, aunque llegues más tarde. Ya sabemos lo que nos espera a todos al final del camino, es algo que nos iguala, así que disfrutemos del camino. Atreverse a hacerle el amor a la vida, con sus riesgos, no sólo es valiente, sino sabio. Por eso creo que los verdaderos montañeros no son inconscientes, sino gente que sabe los riesgos que corre y está preparada.
Mientras seguimos ascendiendo por la Cuerda de los Almorchones vamos dejando a nuestra derecha la Sierra de los Porrones; y estos pensamientos venidos de experiencias anteriores me asaltan dándome más fuerzas para continuar y demostrarme tan solo a mi mismo que realmente quiero estar aquí, acompañado de un buen amigo.
Al fin alcanzamos la base del Peñotillo. Una cascada de hielo nos da la bienvenida al trono de La Maliciosa y los primeros neveros de nieve dura nos hacen empezar a caminar con precaución. Nos hemos detenido a beber un poco de agua y vemos que una pareja nos pisa los talones, así que no tardamos mucho en reanudar la marcha, un poco celosos de no estar solos con la montaña.
Tras rodear esta pequeña antecima de La Maliciosa por su vertiente sureste, intercalando un incómodo terreno mixto de nieve y roca, alcanzamos el Tubo Sur: una larga rodera de pequeña vegetación y piedra suelta. Afortunadamente no hay mucha nieve salvo en las capas superiores y comenzamos el ascenso teniendo cuidado con no resbalarnos con la gravilla.
Por fin entendemos el por qué del nombre de «Maliciosa» cuando nuestros gemelos empiezan a gemir por el esfuerzo. Es una más de tantas roderas que habremos trepado con los años, pero el desnivel acumulado de más de mil metros (en toda la ascensión) en tan poca distancia la hace especialmente dura. La pareja que nos seguía no nos sigue el ritmo y tiene que detenerse. No les volveremos a ver.
Nubes de evolución crecen por debajo de nosotros…
A unos cuantos metros de la cima, encontramos nieve de nuevo. Y se trata de una nieve lo suficientemente dura como para obligarnos por fin a liberar nuestros piolets de sus presas. Con este grado de inclinación más vale prevenir que tener una caida de varios metros entre las rocas. Es a partir de este punto cuando la tensión de nuestros músculos alcanza su grado máximo al dar cada paso con bastante firmeza.
Afortunadamente no son más de 20 o 30 metros los que no separan de la cima y pronto alcanzamos el vértice geodésico, adornado con banderitas de oración tibetanas, que marca la cima.
No se puede describir los sentimientos que nos asaltan cuando por fin nos hallamos aquí y vemos las lenguas de hielo que sobresalen del tocón de piedra. El paisaje es espectacular. Desde aquí podemos contemplar todas las sierras de la Comunidad de Madrid y, frente a nosotros: Cuerda Larga en su esplendor, cargada de una densa capa de nieve y hielo, que se extiende hacia el norte. Y allí, en un extremo, el complejo de antenas de La Bola del Mundo se eleva casi al alcance de la mano.
A nuestra espalda los barrancos helados de La Maliciosa caen hacia un creciente mar de nubes que cubren Navacerrada por un lado y el Valle de La Pedriza por otro.
El esfuerzo ha merecido la pena. Mi corazón late radiante. Además, nos damos cuenta que hemos cubierto el recorrido en aproximadamente una hora y media. Estamos satisfechos.
Permanecemos por casi otra hora en la cima, comiendo algo con cierta sensación de frío, haciendo fotos y recorriendo los distintos vértices que planean sobre el abismo. Al verlos, fantaseamos con hacerlos próximamente ayudados de los crampones y el piolet.
Por la ruta que viene de La Bola del Mundo, numerosos excursionistas llegan con cuentagotas hacia nuestra posición. Esta ruta, la noroeste, es sin duda un paseo para excursionistas sin mucha dificultad. Y es la que vamos a seguir para descender hacia el segundo de los coches que nos espera en el parking del complejo de esquí.
Decido calzarme mis nuevos crampones para «testearlos» con algunas placas de hielo que se adivinan bajo la nieve-polvo en nuestra ruta, y comenzamos el camino hacia el Collado del Piornal.
En ese momento, jamás habría imaginado que La Maliciosa se cobraría su precio por haberla profanado desde una de sus más complicadas caras. Al poco de iniciar el camino, una de mis rodillas empieza a molestarme. Como si hubiera hecho un sobreesfuerzo, un mal giro o no aguantara más. Por ello, una ruta que no llevaría más de 30 o 40 minutos entre cima y cima, nos lleva al menos una hora debido a que no puedo dar más de quince pasos seguidos sin tener que detenerme, por culpa de los dolores derivados de apoyar y forzar la rodilla para seguir subiendo.
Tras mucho sufrimiento, asumo que también provocado por la falta de continuidad en el entrenamiento, alcanzo el Alto de Guarramillas y el descenso desde aquí (tal y como hice hace un año) se hace mucho más llevadero.
El frío resulta cortante pero según vamos descendiendo, dejando a nuestra izquierda el Ventisquero de la Estrada, la temperatura se vuelve cada vez más agradable aunque la niebla se nos eche encima a toda velocidad.
Mientras llegamos al puerto, mis pensamientos solo me llevan a meditar en la ascensión conseguida. Y pienso que casi no me quedan cumbres desconocidas para mi por alcanzar en esta sierra. Y, como me conozco, en vez de disfrutar de los logros conseguidos hoy, ya estoy pensando en nuevos retos que cubrir.
Maldito culo de mal asiento…
…
¡Ay, loco para el que la felicidad solo está en el deseo,
goza al menos el instante presente,
déjate embriagar por este instante único en el que,
suspendido entre el cielo y la tierra,
casi flotando en la caricia del viento, dominas el mundo!
¡Embriágate de cielo, que es lo único que detiene tu mirada!
Bajo tus pies, y hasta el infinito, emergiendo apenas del mar de nubes,
a miles se elevan hacia ti flechas de rocas y hielo…
Lionel Terray
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