Los Cerros de Alcalá, o Montes de Valdealcalá como históricamente también han sido conocidos, son un conjunto de elevaciones en forma de abruptas cuestas hacia el norte (sobre la margen sur del Río Henares, que en algunos puntos llegan a ser cortados verticales) y cumbres planas con pendientes poco destacadas hacia el sur en forma de páramo.

Los Cerros eran lugares de más fácil defensa que las vegas donde se localizó la ciudad romana de Complutum y la ciudad alto-medieval que creció a partir del burgo de los Santos Niños, el conocido como Burgo de Santiuste; esa razón explica que en los Cerros se ubicaran tanto el oppidum prerromano como la fortaleza andalusí de Alcalá la Vieja (cuyas ruinas aún se conservan y son visibles desde nuestra ruta).

Desde el Camino de los Catalanes, entre pinares, tomaremos una senda que enlaza con el Barranco de la Zarza y asciende al Ecce-Homo o Pico de la Vera Cruz (no confundir con el ubicado en Zaragoza), el Cerro Testigo más alto de Alcalá con 836 m. Se le llama así desde el 3 de mayo de 1118 cuando, se cuenta, se apareció en lo alto del cerro una cruz luminosa que animó a los cristianos a realizar el asalto definitivo a la conquista de Qal´at´Abd-Salam (Alcalá la Vieja). Mencionar como curiosidad que, además de la Cueva de San Pedro, descubierta entonces en su cima, cercanas a su base se ubican otras tantas cuevas, hoy dañadas debido a actos vandálicos.  Citar en nuestra ruta la Cueva de los Gigantones o del Champiñón y la de Malvecino.

Desde el pico Ecce-Homo se disfruta de un bello paisaje: SomosierraAyllón, Madrid, Guadalajara, Daganzo, Meco, Camarma y por supuesto Alcalá de Henares. Por otro lado, decir que en esta zona ha sido declarada la protección medioambiental, constituyendo el: Parque de los Cerros de Alcalá de Henares.

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Localización: Alcalá de Henares

Tipo de Ruta: Senderismo

Longitud: 11 kilómetros (aproximadamente)

Duración: 3 horas

Época recomendada: Todo el año

Dificultad MIDE:  → mide_EcceHomo

Equipación mínima: Bastón, mochila, botas de trekking y agua. (más info…)

Ruta GPS: Ecce Homo

Recomendaciones:

  • No hay agua potable en el recorrido, así, es recomendable llevar agua en la mochila.
  • El parking de acceso está en el Km. 25 de la M-300. Si venís desde Madrid os pillará en el sentido contrario pero poco más adelante hay una rotonda donde dar la vuelta. De allí llegamos al Aula de la Naturaleza de los Cerros, desde donde parten todas las rutas (la nuestra es la amarilla).
  • Existen varias rutas por el Parque que son dignas de conocer si se tiene suficiente tiempo. Visitad este enlace para saber más de ellas: Rutas de los Cerros de Alcalá.

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Un oasis en medio de la estepa cerealista de la comunidad de Madrid.

Río, bosques, cortados de arcillas y yesos, zonas de cultivo y pastizales, laderas… además de un sinfín de habitats que hacen del lugar ser declarado Monte de Utilidad Pública en el año 2000 e iniciar la recuperación de algunas de sus áreas más degradadas.

Aquí me hallo hoy, en una ruta rápida para quitarme un poco el «mono» de campo.

Qué mejor que visitar una de esas zonas preciosas de la Comunidad de Madrid que no están en la Sierra y que, por tanto, solo conocen los más próximos a ella.

Entrada

Dejo tras de mi el bullicio de la M-300 y empiezo a caminar por la pista que lleva al Aula de Naturaleza de los Cerros (casi siempre dirigiéndome a la derecha en los evidentes cruces).

Después de unos días en que el verano parecía haberse instalado de nuevo en el mes de noviembre, ha aparecido por fin el frío.

Prefiero no detenerme mucho para ir entrando en calor, porque, hasta que salga el sol, el ambiente es cortante…

En las primeras curvas el camino resulta un poco confuso porque no hay ningún tipo de indicación. No obstante, una vez encuentro el Aula de Naturaleza, no tengo más que seguir las balizas que marcan las rutas del parque.

La nuestra es la amarilla.

Aula de Naturaleza

Dejo a mi derecha un pinar y continúo tranquilamente por la pista forestal hasta que el camino azul se separa de mi, para continuar tan solo por donde están colocadas las señales amarillas…

Subo y bajo por los vaivenes del camino mientras escucho el murmullo de la ciudad complutense en la lejanía.

A mi derecha, un camión parece fumigar una zona de pinar al otro lado de un barranco.

Mientras, enfrente mío veo mi objetivo… el Ecce Homo.

Parece más alto que sus modestos 800 y pico metros…

Ecce Homo en el horizonte

El camino no presenta ninguna dificultad así que me limito a disfrutar del paisaje mientras me salen al encuentro algunos conejos. El terreno es propicio para ellos y presto atención en la cantidad de pequeños agujeros que salpican el terreno.

Eso explica porque todos los pinares, la mayoría de repoblación, están protegidos con redes en las bases de sus árboles: para evitar que estos «bichillos» se los coman antes de tiempo.

Sobrepaso un par de cruces hasta que llego a uno en donde debo abandonar la gran pista forestal para introducirme en el pinar que me llevará al Barranco de la Zarza.

Hacia el Barranco de la Zarza

Desde este punto el camino empieza a estrecharse poco a poco.

Las paredes se abalanzan sobre mi y me doy cuenta como el camino se ha acondicionado, en parte, para el tránsito ciclista además de senderista.

Me extraña que no haya más gente por el Parque, aunque casi se agradece. Es un tesoro para la gente de Alcalá, y merece la pena conservarlo.

Este tramo es una chulada. Por primera vez en el camino disfruto del mismo como si no estuviera a pocos minutos de la civilización. Realmente estoy en un sitio precioso que me hace al fin desconectar.

A mi izquierda se eleva el Ecce Homo y junto a mi se alzan los pinos y los coscojos dándome todavía su sombra…

Ascenso

Al fin empiezo la subida final.

Durilla al salvar los últimos 100 metros en poca distancia.

Pero corta al fin y al cabo.

Tras un par de minutos llego al vértice geodésico de esta loma y me elevo finalmente al más alto de los Cerros de Alcalá, dejando a mis pies la ciudad universitaria y su cerro hermano… el Cerro de la Vírgen.

Panoramica Alcala

El paisaje de los Cerros me recuerda mucho al de los Cantiles de Rivas. De aquí hacia el sur comienza el terreno conocido como «las Vegas«, muy similar a este en composición y estética.

Recorriéndolos a veces creerás que estás en la Luna…

Me como una mandarina mientras doy un paseo por toda la loma cimera y descubro las ruinas de alguna de las ermitas que poblaban la cumbre. Desconozco a cual de las cuatro, que más tarde encontraré citadas, pertenecerán estos restos.

Cueva de San Pedro

Veo como en una cueva se han pintado los ladrillos de azul simulando el cielo mientras algún devoto ha colocado estampas religiosas junto a las piedras de su fondo…

Yo sigo camino y al llegar al borde del barranco oeste puedo contemplar al fin las ruinas de Alcalá la Vieja.

La verdad es que aún es muy pronto, así que me decido a ir hasta allí para conocerlas como parte de mi camino de regreso hasta el coche.

Se que hay una pequeña vereda que da un rodeo hasta llegar desde aquí hasta allí; pero yo decido ir más directamente campo a través, ya que no atisbo mucha vegetación que me impida ir hasta otra trocha que veo a lo lejos, y que recorre una de las múltiples crestas de los barrancos que hay a mis pies.

Vereda por la cresta

Si no tenéis experiencia en «hacer el cabra» no os recomiendo atajar. Al principio resulta un poco complicado orientarse ya que los cortados y agujeros aparecen por doquier. Y meterse en uno de estos barrancos, con este terreno inestable de arenisca, puede suponer meterse en un curioso «berenjenal».

No obstante yo, con precaución, logro llegar hasta ese camino que resulta estar hollado por huellas de BTT.

La foto anterior no hace justicia a lo peligroso del camino ni a sus estrecheces. Yo casi quepo justo en su ancho.

Mientras miro tras de mi, por donde he bajado, pienso que hay gente mucho más loca que yo…

Barrancos

El camino desde aquí ya no presentará ninguna dificultad y me permitirá caminar por ese camino lunar que antes mencionaba.

Tras unos minutos de camino, dejo tras de mi la estrecha entrada a la Cueva de los Gigantones (ni loco entraría por ahí con este tipo de terreno, que puede derrumbarse en cualquier momento) y asciendo finalmente al pequeño cerro que sirve de reposo a las ruinas de la antigua fortaleza árabe de Alcalá la Vieja.

Está todo vallado por riesgo de derrumbes.

Así que me permito algunas fotos y continúo mi camino en dirección al Río Henares.

Alcala la Vieja

La pista forestal es aquí la marcada con señalización azul, así que mi regreso hasta el Aula de Naturaleza y, de ahí, al coche… está asegurada.

Cuando llego al primer cruce me fijo en otra cavidad conocida como la Cueva de Malvecino.

Su interior es más accesible que la anterior y por ello hay numerosos restos de basura y botellones. Permitidme por una vez la expresión de que… hay mucho gilipollas suelto.

Cueva de Malvecino

En esta cueva no me importaría adentrarme un poco, pero desgraciadamente no dispongo de ni un mísero frontal y no es plan de meterse aquí con la ténue luz de un teléfono móvil.

Por tanto sigo mi camino siempre paralelo al río hasta que encuentro una pequeña senda que continúa junto a la ribera, abandonando la gran pista forestal.

Decido seguirla y no me equivoco en mi decisión porque, además de adelantar tiempo, descubro un tramo de ruta hermosísimo que me habría perdido de seguir las balizas azules.

Rio Henares

Cuando al fin retomo la pista me dirijo hacia una construcción de color blanco (sin seguir ya las balizas) que me deja ver la zona del aparcamiento y el Aula de Naturaleza.

Ha sido una excursión muy chula y una zona preciosa que os recomiendo conocer.

Ahora, como es mi constumbre, me tomaré mi cervecita y mi aperitivo antes de volver a casa con mis niñas…

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