Situado en el término municipal de Bustarviejo encontramos un pequeño macizo conocido como el Macizo del Pendón, cuyos puntos principales son los cerros graníticos de la Cabeza Arcón (1.567 m) seguida de la Peña del Pendón (1.545 m.).

Este curioso «macizo-isla» (por estar aislado del conjunto montañoso principal de la Sierra de la Morcuera) es una de las joyas geológicas de la Sierra de Guadarrama, ya que su disposición le sirve de estupendo mirador para las montañas que lo rodean y cuenta con un circo entre sus montes que lo hacen asemejarse a un valle glaciar. A esta «depresión» entre el Pendón y la Cabeza Arcón se la conoce como: el Badén. Se trata de una pequeña navade propiedad privada, de 430 metros de norte a sur y 210 de este a oeste en sus máximas anchuras. A pesar de su aspecto de valle glaciar, jamás ha habido uno allí situado. En realidad se trata de un valle periglaciar, es decir: que su formación guarda muchas similitudes con las de un valle glaciar aunque no lo sea. Hacia el sur, el final de las laderas del Pendón y de Cabeza Cristiana (1.406 m.) dejan un pequeño estrechamiento que sirve de desagüe del Badén, donde nace el Arroyo de Navacerrada, cuyo nombre hace referencia a su lugar de nacimiento, pues una nava no es otra cosa que aquella «tierra sin árboles y llana, a veces pantanosa, situada generalmente entre montañas».

Panoramica hacia Cuerda Larga

Las laderas norte del macizo están cubiertas por un bosque de pinos de repoblación que se ha convertido en refugio de muchos pájaros de todo tipo; y entre Bustarviejo y estas montañas se encuentra la llamada Alberiza, formada por grandes canchos redondeados de ligeras pendientes. En general, la vegetación en esta zona es prácticamente nula.

Mencionar también que en la cresta descendiente de Cabeza Arcón hacia el sur, se encuentra la Buitrera, formada por unos gigantescos bloques verticales de granito de facies marginal. Su risco principal es el Cancho del Reloj (1.523 m.), que antiguamente servía para saber la hora desde el valle. Allí, un poco más al suroeste, se encuentra Peña Hueca (1.324 m.) y, aunque por fuera parezca un risco normal, como su nombre indica: está hueca por dentro. Se conoce que en las rocas de granito se forman «pilas» al descomponerse parte de la roca. Pero en este caso la roca es gneis, mucho más dura que el granito, y el hueco es enorme. Y lo más importante aún, el agujero de entrada no se encuentra en la parte de arriba de la roca, sino abajo.

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Localización: Bustarviejo

Tipo de Ruta: Montañismo

Longitud: 10 kilómetros (aproximadamente)

Duración: 3 horas y media

Época recomendada: Todo el año

Dificultad MIDE:  →mide_CabezaArcon&PeñaDelPendon

Equipación mínima: Bastón, mochila, botas de trekking y agua. (más info…)

Ruta GPS: 

Cerro Arcón &
Peña del Pendón

Recomendaciones:

  • Aunque los mapas hablan de fuentes, no hay agua potable en el recorrido, así es recomendable llevar agua en la mochila.
  • Hay multitud de pequeñas sendas que atraviesan el bosque y las laderas de ambos montes. Por tanto es recomendable tener un buen sentido de la orientación y saber usar una brújula para no acabar en donde no se quiera.
  • La cima de la Peña del Pendón requiere alguna trepada por entre el canchal de rocas. No es peligroso, pero hay que tener cuidado para no llevarse un susto.

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Cuando concluí la Cuerda Larga me dije a mi mismo que había coronado todas las grandes montañas de la Sierra de Guadarrama y fui feliz por ello. No obstante aún me quedaba este pequeño macizo que hoy me dispongo a recorrer casi en su totalidad, reservado para una actividad previa al comienzo del «curso».

Como dije… aún quedan muchas cosas que hacer en estas montañas…

Aparcamiento

Hace una buena mañana y me dispongo a empezar mi camino antes de empezar mi temporada de trabajo más dura. Necesito cargar las pilas con una salida al monte.

Dejo mi coche en el aparcamiento que se encuentra junto al campo de futbol de Bustarviejo e inicio mi camino por la pequeña pista forestal que sale paralela a las faldas del monte. Hacia abajo, dejando tras de mi una pequeña laguna que no se si será artificial (tiene pinta) o será un biotopo.

Mientras camino por el «sencillo» vial voy dándole vueltas a cierta formación que estoy adquiriendo sobre conducción de personas ciegas, y reconozco que la cosa no es nada obvia. Me pregunto en cada agujero, en cada resalte, en cada terraplén… cómo iria indicando y moviendo la barra para mi «compañero». Y no me parece nada fácil.

Voy dejando a mi izquierda algunas pequeñas granjas mientras busco la gran pista que, se supone, asciende hacia el pequeño macizo.

Veo algunos senderos que salen a mi derecha adentrándose en el bosque y, al fin, me decido por remontar uno bastante evidente en donde veo huellas de bicicleta de montaña. Quizás sea este camino o no, pero remontar un pinar campo a través tampoco sería de las cosas más difíciles que he hecho.

HaciaElBosque

Efectivamente al cabo de unos metros observo como la vereda parece recorrer el monte en paralelo a la ladera en vez de ascenderla. Por lo que decido remontar por mi cuenta siguiendo el curso de un arroyo seco hasta que me encuentro algo más arriba con otra senda que sube hacia mi izquierda.

Voy tirando de brújula, mapa y GPS para reconocer que voy en la buena dirección. Camino para encontrarme con la única pista forestal, que merezca ese nombre, que se adentra en el macizo.

Para ello, abandono esta trocha y continúo en claro ascenso por el arroyo seco…

Arroyo seco

… que finalmente me saca a la mencionada pista forestal.

Esta se trata de un camino más bien para caballerizas. Sería imposible que un vehículo, por muy 4×4 que fuera, lograra circular por aquí.

Al final me he orientado bastante bien y he ganado bastante tiempo. Estoy casi a la entrada del «circo» de montañas en poco más de media hora. A partir de ahí tendré que guiarme por mi instinto y mis conocimientos de orientación, porque ninguno de los mapas marca sendas que se acerquen a las cumbres.

Panoramica Macizo del Pendon

Cuando al final llego al collado me asombra la panorámica que contemplo.

A mis pies la finca conocida como «El Badén» domina todo el interior del pequeño circo. Se la ve verde y fértil, y me parece atisbar algún caballo o alguna vaca. A mi izquierda se eleva, rocosa, la Peña del Pendón, cubriendo aún con su sombra la pequeña nava. A mi derecha veo los llamados Canchos de la Peña del Rayo y, detrás, la cumbre de Cabeza Arcón.

Más allá, la Cuerda Larga se pierde en el horizonte mientras que las agujas de La Pedriza se adivinan tras ella…

Estos cerros de piedemonte de la Sierra de Guadarrama esconden bellezas que la gente no tiende a apreciar, más obcecados con las grandes alturas que los rodean.

Tras estar unos minutos reconociendo el terreno (se supone que hay una fuente por aquí, pero no la encuentro) me encamino por un claro camino que se dirije a la Peña del Pendón. Ahora no lo veo, pero hay otro camino detrás mío que sube también para encontrar la Cabeza Arcón. Más tarde lo dejaré indicado con un hito de piedra, cuando regrese por aquí.

Hacia El Pendón

Y hablando de hitos, decir que apenas me encuentro con dos o tres en este primer recorrido por lo que, como dije antes, hay que guiarse más por el instinto, entre todos estos canchos, que por otra cosa. Me pregunto como los aficionados de Bustarviejo no han marcado la ruta. Les proporcionaría un recurso turístico muy interesante.

Poco a poco atravieso el Tiro de la Barra y me voy acercando a la piramide cimera que empiezo a remontar teniendo cuidado de no resbalar en algunos puntos donde el terreno es tremendamente arenoso. Casi parece una playa en algunos momentos.

Al fin, llega un punto en que debo comenzar a trepar.

Canchal

Casi no hay que «echar las manos», pero claro… yo tengo costumbre en estas cosas. Si no lo estáis, mejor asegurad.

La verdad es que está resultando una montaña muy chula. Por lo que me parece ver de la Cabeza Arcón, a ella se llega andando; pero esta trepada, este canchal, le da al Pendón un aspecto «alpino» más interesante.

Al fin veo la cumbre.

Pero para llegar a ella tendré que atravesar un jaral bastante frondoso. Solo espero que no esté muy aceitoso.

Hacia la Cima del Pendon

Tratar de encontrar el camino resulta complejo porque la vegetación está muy alta. Afortunadamente ya no es verano y los arbustos no están pringosos, por lo que llego sin mayores dificultades hasta la cumbre. Allí obtengo una vista mucho más espectacular del mazico: la Pedriza al fondo, con el Yelmo altivo reinando, y la Sierra de la Cabrera opuesta tras de mi.

Realmente, ha resultado una montaña preciosa…

Lo que no se es como bajaré de aquí para no deshacer el camino andado y ganar tiempo…

Cima del Pendon

Al final me decido a bajar por una canal llena de jaras, pero que me llevará directamente al Badén para remontar desde allí la Cabeza Arcón.

Confío encontrar por entre el follaje un camino más o menos claro.

Y durante la primera parte del camino así resulta. No sin embargo en la segunda parte, en donde tengo que aguzar mi vista al máximo para no meterme en un berenjenal demasiado complicado.

CuevaOs recomiendo volver por vuestros pasos si no os gusta caminar entre tanta vegetación.

Cuando logro salir de la densa floresta me topo con una enorme roca bajo la cual se abre una pequeña cueva. Desde allí veo huellas de ganado que se abren paso por entre las jaras y decido seguirlas hasta el fondo del valle.

Desde el muro de la finca veo el camino que asciende por la siguiente ladera y respiro más tranquilo. No voy a tener que pelearme más.

Camino en ascenso

El camino sube lentamente hacia el sur alejándome de mi objetivo, pero tarde o temprano tendrá que girar y entonces afrontaré la parte final de la jornada.

Efectivamente, cuando dejo atrás las jaras y los pequeños pinos que salpican los lados del camino, llego a una zona más despejada (desde donde puede verse la Cuerda Larga) conocida como Los Llanillos. Allí salgo del camino prinicipal y giro rumbo a la nueva cumbre.

En este camino, solo un pequeño hito y un vivac me hacen asegurar que voy por el buen camino.

Mientras unos tremendos buitres leonados me sobrevuelan, se intuye la vereda remontando la parte final de la montaña.

A mi alrededor, la zona del Tomillar hace honor a su nombre lanzando al viento un intenso olor.

Cantos & Canchos

Sin ser tan chula como la anterior, esta montaña está salpicada por cantos y formaciones rocosas realmente bonitas desde donde se escucha «El Caracolcantar» a las rapaces. De ahí nombres aquí arriba como «La Buitrera«.

Paso cerca de una curiosa roca a la que bautizo como «El Caracol» antes de adentrarme ya en la zona de cumbre.

Esta es una loma más redondeada en donde se alza un promontorio rocoso que habrá que trepar apoyándose en unas muescas hechas por el agua en la peña. Aunque parecen más los arañazos de un tremendo animal prehistórico.

Tallas en la roca

Al fin… cumbre.

Vuelvo a ver paisajes conocidos e incluso algún pequeño revuelo en el cercano Puerto de Canencia por debajo de mi.

Enfrente, veo elevarse la cumbre del Mondalindo y la Peña Negra, y un poco más allá la agreste Sierra de la Cabrera…

Mondalindo & Sierra de la Cabrera

Descanso merecido y aprovecho para tomar un tentempié antes de iniciar el descenso en rumbo directo a los Canchos del Peña del Rayo, en donde empecé mi ruta hacia la Peña del Pendón.

Esta senda es más o menos evidente y no tiene pérdida.

Me adentra en el pinar, lo cual me da el resguardo de la sombra durante un buen trecho. Es de agradecer después de la solana que me ha pegado toda la mañana.

Poco a poco voy perdiendo altura contemplando las curiosas formaciones de estas lastras.

No tardaré mucho en volver al punto de inicio y tomarme una cerveza en el Restaurante del Collado, en donde las gentes del lugar vienen con garrafas a abastecerse de agua potable gratis.

Yo hoy me voy especialmente contento de aquí. Tengo cosas que celebrar mientras afronto un cambio de vida. Aunque de vuelta a la ciudad haré una preocupada reflexión sobre la cantidad ingente de vehículos que veré dirigirse hacia la Sierra. Como pocas veces he visto.

O se regula la normativa que protege estos parajes o la situación se hará insostenible… y el Parque Nacional habrá resultado un fiasco.

Cancho en las Peñas del Rayo

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