El Alto de Matasanos (en algunos mapas nombrado como Peña Lindera) es una montaña de la Sierra de Guadarrama con una altitud de 2.107 metros.

Si no se fija uno más que en su nombre y aunque sólo fuera por tentar a la suerte, sería el dos mil más frecuentado de la Sierra. Sin embargo, su situación (prolongación secundaria de Asómate de Hoyos) le convierte en la cima menos ascendida de todo el Guadarrama. Se eleva al sur del epicentro de la Cuerda Larga, en uno de los parajes más remotos, aislados y de más esforzado acceso que pueden encontrarse en estas montañas.

Este picoroto es una altiva pirámide de granito que, como un mojón, señala la linde postrera de La Pedriza del Manzanares y el inicio de la alta montaña guadarrameña. Puede subirse por muchas partes: desde las Torres pedriceras, a través de las duras pendientes del Hoyo de San Blas, desde las ignotas profundidades del Arroyo de los Hoyos y la Sierra del Francés e incluso desde los puertos de Navacerrada y la Morcuera, recorriendo una parte de la Cuerda Larga.

La cima es un mogote de rocas graníticas que sobresale bastante con respecto del terreno adyacente. Esto no es muy común en ésta sierra, dado que las cimas suelen ser superficies de erosión, penillanuras elevadas en la orogenia alpina.

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Localización: Puerto de la Morcuera

Tipo de Ruta: Montañismo

Longitud: 14 kilómetros (aproximadamente)

Duración: 5 horas (aproximadamente)

Época recomendada: Todo el año

Dificultad MIDE:  → mide_AltoDeMatasanos

Equipación mínima: Bastón, mochila, botas de montaña, agua. (más info…)

Ruta GPS:

Alto de Matasanos

Recomendaciones:

  • No hay agua potable en todo el recorrido (aunque podemos encontrar la Fuente Cossío cerca del Puerto de la Morcuera), así habría que llevar al menos 2 l. de agua.
  • La trepada final no presenta especiales dificultades técnicas (Grado II-) pero hay que prestar atención para encontrar la vía de subida y no entramparnos entre las rocas.
  • El camino transcurre por el PR-M 11 hasta Asómate de Hoyos y allí buscaremos a nuestra izquierda los hitos del PR-M 2 en descenso hacia La Pedriza para llegar a nuestra cumbre. En invierno podemos necesitar crampones y en verano, mucha agua y crema solar.

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Sigo buscando caminos. Mirando al pasado. Veredas antaño usadas y hoy prácticamente olvidadas. Lugares aún no «civilizados» por el hombre.
No, el mundo no era mejor entonces… pero estaba en equilibrio.

blanco

Amanece en tonos violáceos sobre los ocres del otoño.

Contemplamos un espectáculo de colores desde las alturas del Puerto de La Morcuera mientras cargamos nuestra mochilas para empezar el camino. Hoy me acompaña mi estimado amigo Juan Carlos, después de demasiado tiempo alejado de los montes.

No hace frío y saboreamos el despertar de la Sierra en soledad. Alejados de esa masificación de la ciudad que a veces tanto agota. Por eso «huímos». Buscamos un cierto equilibrio en nuestras vidas, si, y para ello hoy vamos a la cumbre menos hollada del Guadarrama y a la que tuve que renunciar no hace mucho tras coronar las Torres de la Pedriza y sentirme agotado por el esfuerzo y un posible golpe de calor. Recorreremos parte de la Cuerda Larga, para adentrarnos después por trochas que casi nadie frecuenta quizás por haber cerca otros lugares más famosos.

Puerto de la Morcuera

Esta vez no subiré a La Najarra, sino que nos dirigiremos a los Bailanderos por el PR-M 11 para ahorrar esfuerzos.

El tiempo acompaña y el camino es cómodo.

Cruzamos una pequeña presilla que conduce el agua de un arroyo hasta la cercana Fuente Cossío. Charlamos como si no hubiera pasado el tiempo. Es lo que tiene una auténtica amistad… no importan en ella la distancia o el tiempo. Al menos, esa es mi opinión.

Ascendemos poco a poco por la cara norte de La Najarra. Hace poco ha nevado ya en estas cotas, pero al llevar influenciados varios días por una masa anticiclónica, los últimos retazos de ella han desaparecido y casi parece que estemos en verano (así, en unas pocas horas, el calor va a parecerse en demasía; tan solo aliviado por el viento fresco que entra desde el oeste).

Hacia Bailanderos

El sol nos calienta cuando por fin alcanzamos el Collado de la Najarra y nos elevamos sobre la Cuerda Larga.

Como no podía ser de otra manera, un grupo de cabras (se han convertido en una auténtica plaga en toda la Sierra) nos flanquea y los machos emiten sonidos desafiantes. Estamos en noviembre, es época de celo. Tampoco hay que andarse con tonterías y menos ante semejantes cornamentas. Así que seguimos adelante cómodamente hasta la cumbre de los Bailanderos.

Desde allí vemos a lo lejos, hacia la izquierda, nuestro destino. Algo más alto que los dientes rocosos de La Pedriza y sus altas Torres.

Panoramica hacia Matasanos

Seguimos camino adentrándonos en el canchal que da nombre a esta cumbre y saltamos de roca en roca tratando de no desequilibrarnos ni de perder las marcas del PR. No porque sea dificil seguir el camino, sino porque no queremos bajar o subir demasiado por aquí gastando fuerzas inutilmente.

La mañana transucurre sin mayores novedades.

Los dos amigos nos ponemos al día con muchos asuntos de las que hace tiempo queríamos hablar en persona. Más referidos a otros que a nosotros mismos. Siento que le estoy «dando la chapa» con cosas que deberían permanecer ya en el pasado. Pero quizás nos viene bien hablar de ello para dejar algunas cosas claras.

Ha habido muchos cambios en mi vida en los últimos años y he dejado atrás muchas cuestiones que no eran sanas para mi. Todos tomamos decisiones. Y muchas veces no son entendidas. Pero mis razones son claras y justas (al menos para mi). Y estoy seguro, sin arrepentirme, de haber tomado el camino correcto… aunque a veces eche un poquito de menos esa vida de antaño.

No pretendo ser entendido. No pretendo convencer a nadie. Ni siquiera creo ser portador de la verdad absoluta.

Solo busco el equilibrio…

Hacia Matasanos

Cuando al fin llegamos a Asómate de Hoyos, localizamos casi enseguida los hitos del PR-M 2 que se encaminan hacia La Pedriza.

Como estuve por aquí hace pocas semanas para llegar hasta las Torres, tengo claro donde estoy y que este es el camino a seguir. Además, la pequeña pirámide de nuestro objetivo es evidente desde aquí arriba.

Empezamos a descender y la trocha se enmaraña con piornales. Muy poca gente o casi nadie baja por estos lares.

Así está el camino. Casi olvidado. Hermoso…

A pesar de todo, localizamos los hitos de piedras y avanzamos sin muchos problemas.

Alto de Matasanos

Esta vez no se me escapa. Como ya he dicho, cuando llegué a las Torres hace aproximadamente un mes, intenté llegar hasta aquí pero un conato de «pájara» me lo impidió. No era plan de arriesgar estando tan lejos de todo. Pero ahora todo va bien, aunque reconozco que hace más calor del esperado y me sobra ropa…

Bordeamos la piramide cimera por el oeste (a la derecha según se desciende) y encontramos una manera de subir por entre las rocas hasta ver la canal de ascenso.

No parece difícil. Una trepada sencilla si estás acostumbrado. Pero encuentro una mejor manera de afrontarla sin comprometer tanto a Juan que últimamente, me confiesa, no se siente cómodo con las subidas muy expuestas.

Croquis de Matasanos

Yo llego a la cumbre sin muchos problemas, pero al final él no se decide a terminar.

Una lástima, me habría gustado compartirla juntos. Pero respeto su decisión. Siempre lo hago.

Permanezco arriba varios minutos deleitándome con las vistas de la Hoya de San Blas, que cambia de color, de naranjas a verdes, según mi mirada gana altura. A mi derecha queda el resto de la Cuerda Larga.

Panoramica Hueco de San Blas

Siento el aire en mi cara. Me refresca a pesar del calor.

Lo recuerdo. Siempre lo he sabido: he aquí mi equilibrio. He aquí mi sentido.

Nunca lo olvides…

Decido bajar ya y aquí si que extremo las precauciones. Siempre es menos natural bajar que subir, por lo que los accidentes son más probables en este momento.

Aunque no sea una caída mortal (¿o si?), si que podría hacerme un estropicio considerable.

Ascenso / Descenso

Al reunirme con mi compañero, bebemos un poco de agua y remontamos de nuevo las laderas de Asómate de Hoyos tomando un ligero desvío para llegar más rápido al Ventisquero del Ratón y ganar algunos minutos a la ruta.

Tenemos que trepar nuevamente por las rocas de los Bailanderos para llegar a la Najarra.

Este entonces se convierte en un trayecto más duro de lo esperado. Estoy notando el cansancio más de lo deseado. No debería ser así, ya que estoy en forma. Quizas el calor y una ropa más pensada para el fresco me están minando las fuerzas… o quizás sea otra cosa (de hecho estaré un par de días tocado del estómago, así que, seguramente todo viene de ahí).

Me paro algunas veces pero llegamos sin mayores contratiempos al Collado de la Najarra.

Rocas Bailanderas

Desde aquí todo es sencillo ya.

La única anécdota mencionable es la de encontrarnos ciclistas que tratan de subir inútilmente por un camino que jamás ha sido ni será para ellos. Respeto a los que les guste este deporte, pero deberían ceñirse a los caminos que son para ellos (pistas forestales señalizadas) y no a caminos para senderistas o montañeros.

Lo malo de crear el P.N. de Guadarrama es que la masificación se está apoderando de la Sierra. Y con ella la falta de respeto. Estamos demasiado cerca de Madrid. ¿Ha sido buena idea la creación del Parque Nacional? Puede que si, aún es pronto para sacar conclusiones aunque algunos datos no sean buenos; pero lo realmente malo es que las Administraciones no están trabajando a la altura de las circunstancias y ni siquiera han planteado todavía un plan de regulación y gestión.

Hacia La Najarra

Comemos finalmente junto a la Fuente Cossío y me despido después de Juan, ya abajo, con una cerveza y un abrazo. Espero volver a verle pronto y seguir compartiendo cosas juntos. La distancia nunca es un obstáculo.

Ahora vuelvo a casa. Con mis niñas. El otro lado de la balanza.

Mi razón…

Mi otro equilibrio…