El Monte Abantos tiene una altitud de 1.753 metros y pertenece a la Sierra de Guadarrama, en Madrid. Así como por la vertiente sur tenemos unas inigualables vistas de San Lorenzo de El Escorial, la cara norte de la montaña está en el Valle de Cuelgamuros, mientras que una pequeña parte del monte (al oeste de la cima) pertenece a la provincia de Ávila.

Es una montaña de un contorno suave y casi toda la totalidad de sus laderas están cubiertas por pinares, algunos de ellos de repoblación. En su ladera oeste está el Puerto de Malagón, famoso por ser una de las más duras etapas clásicas de montaña de la Vuelta Ciclista a España.

El Monte Abantos toma su nombre del abanto, término que comprende diferentes especies de buitre. En tiempos del rey Felipe II, el monte era también conocido como «Buen Monte del Oso«, debido a la abundancia de especies de caza mayor.

Hay múltiples vías de acceso desde El Escorial. La más habitual es recorriendo en coche una vía forestal hasta el Puerto de Malagón o, si no, las diseñadas por el Centro de Educación Ambiental Arboreto Luis Ceballos. Sin embargo, nosotros hemos decidido dejar nuestros coches a mitad de la pista forestal, o antigua carretera de Peguerinos, para subir por parte de la ruta GR-10…

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Localización: El Escorial

Tipo de Ruta: Montañismo

Longitud: 4 o 5 kilómetros (aproximadamente)

Duración:

  • 1 hora máx. desde el Puerto de Malagón
  • 3 horas desde el punto que nosotros dejamos el coche

Época recomendada: Todo el año

Dificultad MIDE:  → mide_Abantos

Equipación mínima: Bastón, mochila, botas de trekking y agua. (más info…)

Ruta GPS: Monte Abantos

Recomendaciones:

  • Hay agua potable en varios puntos del recorrido, incluídos los puntos más cercanos a la cima, pero aún así, siempre es recomendable llevar agua en la mochila.
  • La zona boscosa no está nada bien señalizada, así que, como nos pasó a nosotros, resulta fácil perderse.
  • Una vez coronada la cima es apetecible acercarse al muro que separa el monte de la zona privada de Cuelgamuros y ver el Valle de los Caídos desde arriba.

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Cuentan los paisanos de los pueblos de la sierra madrileña que en lo alto del pico de Abantos, entre nieves perpetuas, un sabio recibe a todo orientador que necesite una clave, una frase que le alumbre el camino.

Vayas cuando vayas, él siempre está allí. Sentado en su trono tallado en madera de pino de Peguerinos, con incrustaciones de plástico de las mil brújulas de su carrera orientadora, sus brazos apoyados en los reposabrazos dorados rematados en diminutas balizas, escucha atento las preguntas.

Y, cuidado, no debes mirarle a los ojos, tan sólo esperar paciente a que se pronuncie…

Sin embargo, la verdad es que nosotros no hemos visto a semejante sabio, pero hay que reconocer que los caminos que ascienden al monte son un pequeño reto a cualquiera que desee entrenar su orientación…

Empezamos por tratar de encontrar la pista que da acceso a las laderas del monte (muy apropiada para BTT). Si quereis encontrarlas con facilidad, lo mejor es dirigirse al área recreativa de «El Tomillar«. A la altura del kilómetro 5,900 de la M-600. Allí encontraréis el reformado chiringuito desde el cual sale una pista asfaltada que recorre toda la falda de la montaña.

Debéis seguir esa misma pista sin desviaros de la zona asfaltada hasta que encontreis una curva que gira casi 180º y desciende ya hacia el pueblo. En dicha curva encontraréis un gran depósito de agua y una senda de tierra que asciende (ver foto de abajo).

Si decidís tomar los desvíos asfaltados que salen a la derecha de la pista por la que ahora circulais, llegaréis hasta el Puerto de Malagón, pero es más entretenido hacer este camino desde el punto que os indicamos.Pista GR10

En esta ocasión, Charlie y yo aparcamos el coche en el comienzo de esta pista de tierra y, tras pertrecharnos, comenzamos la subida tratando de orientarnos. Son muchas las sendas que suben hasta el Abantos. Pero ninguna parece estar bien indicada.

Nos encontramos con un par de tipos que parecen igual de desorientados que nosotros, y decidimos dejarles atrás para seguir la ruta que nos hemos marcado. Estamos casi seguros de estar en el buen camino.

Al cabo de unos minutos encontramos la segunda pista asfaltada que da acceso directo al Puerto de Malagón. Es la antigua carretera de Peguerinos, y está igual de estropeada que la de abajo. Si venís en coche, tened precaución.

Cruzamos al otro lado del camino y continuamos la ascensión.

A partir de aquí debeis tener cuidado porque una infinidad de senderos parecen salir del mismo punto para encontrarse más adelante… y no es así. Si quereis un acceso directo al pico, debereis dirigiros siempre en dirección N/NE.

Al subir, nosotros desconocíamos este hecho y tomamos una senda equivocada. Al descender, encontramos el buen camino y lo dejamos marcado con hitos… que espero que sigan por allí.

SendaAbantos
Las sendas, ciertamente, es que no están nada bien indicadas y en numerosas ocasiones quedan cortadas por árboles o se estrechan hasta casi desaparecer.

Sin embargo, aunque te pierdas un poco, no resulta difícil orientarse y disfrutar de un bosque tan bonito como este, muy similar a los que encuentras en la zona de Valsaín, es todo un lujo.

Los dos, no muy seguros de la dirección que hemos tomado (porque no encontramos señales rojas propias de un «GR«) continuamos el camino y no son pocas las veces que perdemos un sendero para encontrar otro diferente.

No hace mucho calor, así que la situación no nos preocupa, pero tampoco hace gracia caminar campo a través en ocasiones.Fuente en el GR10

Por fin, tras un rato de ascender en dirección O/SO, encontramos una fuente y un camino señalizado con marcas rojas. «¡Por fin!», pensamos. Parece que hemos dado con la senda correcta.

Nada más lejos de la realidad.

Continuamos ascendiendo por este camino, perfectamente indicado eso si, y al cabo de un rato descubrimos que nos hallamos en el Puerto de Malagón. Incluso hemos tenido que cruzar de nuevo la carretera.

Hemos retrocedido bastante y, esta vez si, somos conscientes que en algún punto del camino hemos errado en la dirección.

Vemos como varios grupos de ciclistas suben con esfuerzo hasta el puerto.

Ambos nos miramos resignados, y decidimos seguir adelante. Ahora el camino es bastante claro, no hay más que seguir la carretera hasta encontrar una senda sin asfaltar que se dirije hacia la cumbre.

Encontramos que este camino está algo más transitado por ciclistas y senderistas que por donde hemos venido. Quizás por el hecho de que hasta el puerto se puede llegar en coche.Puerta Del Abantos

Al cabo de unos minutos encontraremos una valla que impide el paso de tráfico rodado. Si la obviamos y seguimos adelante llegaremos a un saliente que da al vallejo por el que hemos subido y donde encontramos la llamada Cruz de Rubens, que, desafiando el equilibrio, marca el lugar donde el artista holandés pintó el cuadro ‘El Escorial‘.

Charlie y yo, después de todo el rodeo que hemos dado, preferimos seguir camino hacia arriba y atravesamos la puerta de hierro que nos da acceso a la última parte del camino.

Deambulando por esta pista podemos caminar junto algunas vacas y caballos que pacen tranquilamente, ajenos a nuestro devenir. La verdad es que esta parte del camino es muy bonita y adecuada para venir con niños porque no resulta duro si alcanzamos el puerto con un vehículo.

Tras abandonar momentáneamente el camino para contemplar la cima del Abantos desde lejos, y comprobar que vamos por buen camino, retomamos la senda hasta llegar a un muro de piedra que separa la parte «pública» del monte del área de Cuelgamuros (aunque en tiempos medievales su nombre fue el de «Cuelgamoros«; y que cada cual saque sus propias conclusiones). Donde se encuentra enclavado el, hasta hace poco llamado, Valle de los Caídos.

Muro de Cuelgamuros
Me parece una especie de pequeño Muro de Adriano, como en Escocia, contruido esta vez por la Iglesia para proteger sus tierras. A veces, estas cosas me provocan gracia…

Llegados a este punto, estamos a pocos metros de la cima y tan solo debemos girar a la derecha (N/NE) y seguir el muro hasta la cima.

Casi arriba, mi compañero y yo trepamos por unas rocas, saltando el muro, que nos proporcionan una vista única del colosal monumento a los caídos de la Guerra Civil.

Valle de los Caidos
Sin entrar en temas políticos, que no vienen al caso, hay que reconocer que el sitio es impresionante. Y ambos disfrutamos de la vista mientras reponemos fuerzas con algo de agua.

Tan solo unos metros nos separan de la cima…

Antenas del AbantosEn lo alto de esta, un pequeño complejo de antenas y aparatos meteorológicos afean un poco el entorno, pero todo eso se nos olvida cuando el aire fresco nos alivia el calor en nuestros rostros y podemos observar las impresionantes vistas que el Monte Abantos nos ofrece.

El pueblo de El Escorial y el Monasterio de San Lorenzo a nuestros pies. Me pregunto que pensarían los antiguos reyes de España cuando contemplaban su última morada desde estas alturas. Sin duda les hacía sentir poderosos… como yo me siento cada vez que hago cumbre.

Panoramica de El Escorial
Un par de águilas sobrevuelan nuestras cabezas mientras disfrutamos de las imperiales vistas. Con el viento como único compañero. Me pregunto donde estarán los buitres que dan nombre a este lugar y recuerdo las palabras de Unamuno…

… quiero que me dejéis con él solo y señero
un momento, sin nadie como estorbo.

Permanecemos allá unos minutos antes de iniciar el descenso. Ahora hemos decidido bajar por otro valle, seguros de que este era el camino correcto, y que perdimos al principio.

Dejamos a nuestra izquierda la fuente de El Cervunal, muy cerca de la cumbre y llamada así por la abundancia de dicha planta en las inmediaciones. Y descendemos siguiendo el riachuelo que baja hasta el embalse de El Romeral.

El camino resulta un poco molesto por la falta nuevamente de senderos claros y de la pendiente, pero pronto encontramos pistas que nos van conduciendo (siempre manteniendo dirección S/SO) hacia el punto donde tenemos el coche.

Monasterio de El Escorial
La impactante visión del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial nos acompaña mientras caminamos por entre los pinos de este anciano bosque, y no tardamos en llegar hasta la más alta de las pistas asfaltadas de la montaña.

Es aquí donde nos damos cuenta del error que cometimos en la subida, y decidimos marcar con hitos el camino correcto.

La verdad es que sería bueno que tanto el ayuntamiento como las sociedades que protegen el pinar arreglaran un poco los senderos, los limpiaran e indicaran bien. Gente sin experiencia podría llegar a perderse facilmente por aquí.

Nosotros, satisfechos por haber localizado los accesos correctos, y por haber caminado una parte quizás algo desconocida del monte, llegamos en pocos minutos al coche y ponemos rumbo a casa.

Nos hemos vuelto a ganar la comida y el refresco…

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