Son ya muchos los años en que se lleva observando como la necesidad de mucha gente de abandonar el entorno urbano, ya sea por desahogo, reconexión con la naturaleza o mero turismo, ha lanzado a la población metropolitana hacia el medio natural sin la conveniente equipación o mínima preparación. En periodos especiales, como los «encierros» vividos durante la pandemia del COVID-19, esta tendencia se ve incrementada de forma exponencial; produciendo al tiempo un incremento de accidentes que bien podrían haberse evitado siguiendo unas mínimas normas básicas que todo aquel que quiera aventurarse en el campo o la montaña debería conocer.

En realidad podríamos resumir el siguiente listado con una simple máxima: tener sentido común y cierta prudencia. Pero dado que no todo el mundo parece estar dotado de estas simples virtudes, queremos compartir (y que compartáis) unas sencillas recomendaciones que pueden aplicarse a cualquier tipo de actividad y época del año.

 

  1. Debemos reconocer objetivamente cuáles son nuestras aptitudes físicas, técnicas y psicológicas, sumadas a nuestra experiencia. Así sabremos descartar actividades y/o proyectos que estén por encima de nuestras posibilidades.
  2. Para poder elegir correctamente la actividad, tras aplicar el «filtro» anterior, es fundamental que nos documentemos sobre la actividad en la que estemos interesados. Localización, necesidades, horarios, riesgos… etc.
  3. Si queremos llevar a cabo una actividad determinada y, tras los sesgos anteriores, consideramos que no podremos afrontarla con seguridad no debemos dudar en contratar los servicios de un guía profesional.
  4. Es obligatorio mantenerse informado, por diferentes fuentes, acerca de la previsión meteorológica del día elegido para realizar la actividad. Las previsiones nunca serán fiables más allá de las 48h de antelación y, en caso encontrarnos con variables que nos puedan complicar la jornada antes de que esta haya finalizado, evitaremos salir ese día.
  5. Se recomienda siempre el no ir solo a la montaña. Si nuestro entorno no comparte nuestra afición, existen clubes y/o agencias con los que realizar actividades a medida. Y si, aún así, queremos vivir la experiencia de realizar una escapada en solitario dejaremos notificación, con la mayor precisión posible, de nuestros planes y horarios aproximados previstos.
  6. Al medio natural hay que acudir lo más temprano posible. Sobre todo en periodos invernales. Hacerlo de esta manera es un aval para que, si aparece algún contratiempo, exista más luz diurna para ponerle solución.
  7. Debemos llevar siempre la ropa y el calzado correcto para la actividad a desarrollar. Obvio: no es lo mismo una ruta senderista de baja o media montaña que una ascensión a un pico nevado. Y no olvidemos que, aunque sea verano, en montaña el clima cambia mucho y en poco tiempo; por tanto, debemos llevar siempre en la mochila: gorro, guantes y gafas… además de alguna prenda para protegernos de la lluvia.
  8. Conviene no sobrecargar de peso nuestra mochila con material innecesario que no vayamos a usar. El peso nos pasará factura tarde o temprano. Eso si, más allá de agua, comida y los elementos antes citados, una manta térmica y un botiquín no nos deberían faltar.
  9. No deberíamos cargar tampoco con un exceso de avituallamiento. Demasiada comida provoca digestiones pesadas y puede ocasionarnos diferentes problemas a la hora de progresar en nuestra ruta. Para una sola jornada nos bastará con un bocadillo, una pieza de fruta y algunos frutos secos. Si vamos a estar fuera por varias etapas, convendría prever nuestro aprovisionamiento en refugios o poblaciones para así no lastrarnos con demasiado peso. Siempre será mejor llevar superávit de agua que de alimentos: aproximadamente un litro cada dos o tres horas (según la exigencia de la actividad).
  10. Aprovechemos la tecnología con que contamos hoy en día (telefonía móvil, aparatos GPS…). Pueden salvarnos la vida en caso de una emergencia, pero únicamente si los llevamos cargados y con una batería de repuesto. Para evitar su descarga acelerada, en invierno resulta de vital importancia llevar nuestros aparatos electrónicos dentro de la ropa y lo más pegados posible al cuerpo.

    OJO: Un teléfono o un GPS no garantizan nuestra seguridad. Evitemos creer que por tener un terminal cualquier problema se solucionará con llamar al 112. Podemos encontrarnos con problemas de cobertura o incluso de conocimientos para su correcto uso. Cualquier dispositivo no es más que una ayuda añadida para desarrollar la actividad propuesta, pero no será una solución a nuestras dificultades si no contamos con la experiencia necesaria para llevarla a cabo de forma autónoma y saber afrontar una inesperada situación de riesgo.

Debéis recordar, por último, una serie de consideraciones medioambientales con las que deberíamos contar siempre en el medio natural. A saber:

  • No debemos dejar rastro de nuestro paso para no afectar a la fauna y flora local. Debemos siempre llevarnos la basura que generemos.
  • Existe numerosa normativa acerca de la fauna y la flora del lugar que estemos visitando y que, aunque no conozcamos, no estamos exentos de cumplir. Mucha de esta variedad biológica puede estar en riesgo sin que seamos conscientes por culpa de la acción humana; así que debemos siempre respetar el hábitat local (no recolectar nada) y tratar de conservarlo indemne todo lo posible.
  • No debemos nunca encender ningún tipo de fuego en la naturaleza salvo en zonas habilitadas al efecto. Y aún así, pueden existir restricciones añadidas a este respecto dependiendo de la época del año.
  • En caso de necesitar acampar o pernoctar, nos informaremos previamente de la normativa vigente. Y de tener que hacerlo en algún prado de una localidad, convendrá preguntar al dueño o en el Ayuntamiento correspondiente para evitarnos problemas.